Octubre en criptomonedas: BTC se dispara a 125, ETH se consolida y TON gana terreno en el mundo real.

Bitcoin (BTC)

¡Menudo cambio! Bitcoin pasó septiembre rozando el desastre, cayendo casi hasta los 108. Luego, de repente, recuperó el ritmo y alcanzó un nuevo máximo histórico en torno a los 125. Ahora mismo está en vilo: ni continúa la subida ni la rechaza. Así que, operadores, manténganse alerta y controlen su apetito por el riesgo. 

Entonces, ¿qué provocó el repunte? Empecemos por los flujos de ETF. Se reactivaron con fuerza tras un mes flojo, impulsando miles de millones de dólares en capital fresco hacia fondos al contado. Es casi curioso lo rápido que cambia el tono de esa dinámica: una semana de fuertes entradas y, de repente, todos vuelven al optimismo, fingiendo que nunca entraron en pánico.

Los compradores corporativos también se mantuvieron en el mercado. Strategy reforzó su cartera, porque claro que sí. Metaplanet, de Japón, también siguió acumulando. Y estos ya no son titulares llamativos: movimientos institucionales como estos se están convirtiendo en una especie de latido de fondo para Bitcoin.

Y los datos de los exchanges lo respaldaban. Las monedas seguían saliendo de los exchanges, dirigiéndose a custodia o a monederos fríos a largo plazo. Esto significa menos monedas líquidas para vender, y cada pequeña caída encuentra compradores más rápido que antes. Básicamente, una restricción de la oferta. 

Y la macroeconomía añadió su propio y peculiar condimento. El gobierno estadounidense se topó con otro susto de cierre, inyectando una dosis de incertidumbre que los mercados nunca aprecian. Luego, el dólar se debilitó —solo un poco— lo suficiente como para que los activos de riesgo respiraran con más tranquilidad. El oro también comenzó a repuntar de nuevo, recuperando su aura de refugio seguro. Cada uno de estos factores por sí solo no significa mucho, pero juntos crearon un entorno donde Bitcoin de repente pareció bastante razonable.

Sin embargo, el apalancamiento es imposible de ignorar. El interés abierto en futuros alcanzó nuevos máximos, y todos sabemos cómo termina esa película. Basta con un solo susto —un mal titular, una salida de fondos de ETF, un shock macroeconómico— para que se produzca una de esas desagradables caídas de diez minutos. El panorama actual es alcista, sí, pero también frágil.

Ahora mismo, Bitcoin se mantiene entre 120 y 125 como si fuera el dueño del mercado. Aún no se siente euforia, sino más bien tensión acumulada. El mercado espera algo —quizás una confirmación, quizás un permiso— para decidir si se trata de otra subida o de una trampa para los rezagados.

Ethereum (ETH)

Ethereum se movió más tarde, como de costumbre. Pasó la mayor parte de septiembre a la deriva, luego siguió el ejemplo de Bitcoin y subió alrededor de un 15%. Al final de la semana, rondaba los 4.000 $, lo suficientemente cerca como para alcanzar los máximos históricos, pero sí, todavía no llegaba.

A pesar del repunte, el tono fue más cauteloso. Las entradas de ETF volvieron a repuntar, aunque no con la misma intensidad que las de Bitcoin. 

Luego llegó una nueva validación por parte de TradFi. Los analistas volvieron a hablar de Ether y los departamentos de investigación comenzaron a incluirlo en sus modelos de cartera. Es sutil, pero importante porque la conversación está cambiando de la especulación a la asignación.

Mientras tanto, en el ámbito de la infraestructura, la conexión SWIFT–Linea finalmente se formalizó. Este es uno de esos titulares que no alarma a los operadores, pero que sigue resonando en los círculos empresariales. 

Hasta ahora, Ethereum sigue a Bitcoin, pero con menos carga emocional. Si BTC se consolida, ETH podría verse más limpio: menos sobreextendido, más simétrico. Y si Bitcoin vuelve a dispararse, ETH tiene todas las razones para perseguirlo hasta los $5. Por ahora, es un crecimiento lento, no apresurado.

Toncoin (TON)

Sin embargo, la historia de TON la semana pasada fue diferente. En lugar de explosiones o colapsos, mostró un ascenso constante y deliberado tras semanas de prácticamente nada. Empezó a retroceder hacia el rango de los $2.9, y se notaba que el tono cambió de "alternativa olvidada" a "merece la pena echarle otro vistazo".

Las razones, además del evidente impulso de Bitcoin, son las importantes medidas internas de Telegram. Por ejemplo, el proyecto @wallet comenzó a preparar acciones tokenizadas y ETF directamente dentro de la aplicación. Es una medida bastante radical que busca brindar a cientos de millones de usuarios de Telegram acceso a productos de inversión sin salir de sus chats. Aún es pronto, pero es justo el tipo de experimento que podría hacer que TON sea relevante más allá del mundo de las criptomonedas.

Luego, Telegram anunció un nuevo laboratorio de IA en Kazajistán, y las declaraciones posteriores dejaron claro que la cadena de bloques también forma parte del plan. Hablan de integrar la infraestructura de TON en herramientas de IA, lo que podría, con el tiempo, desdibujar la línea entre la mensajería, las finanzas y el aprendizaje automático. 

Y también hubo una reestructuración corporativa. TON contrató a un director de marketing que anteriormente trabajó en Apple y Nike, una clara señal de que el proyecto quiere expandirse más allá de su público especializado en tecnología. Al mismo tiempo, AlphaTON adquirió una participación mayoritaria en Gamee de Animoca, integrando los videojuegos en el ecosistema. En resumen, se puede ver cómo se está formando la estructura de una estrategia dirigida al consumidor.

Pero la estructura financiera también sigue evolucionando. TON Strategy se dedicó con fuerza al staking, bloqueando decenas de millones de tokens e insinuando posibles recompras en el futuro. Este no es el tipo de movimiento que impulsa el precio de la noche a la mañana, pero sí moldea la curva de oferta con el tiempo.

En cuanto al precio, TON aún reacciona a las fluctuaciones de Bitcoin. Pero, bajo la superficie, hay un progreso real: alianzas importantes, nueva infraestructura y un sentido de dirección más firme. Este tipo de impulso puede parecer lento hasta que un día deje de serlo.